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Aditivos en porcino: adición de enzimas y marco regulador

La salud animal basada en una nutrición adecuada necesita soluciones nutricionales para evitar enfermedades, promover el bienestar y conducirnos hacia una producción sostenible.

La salud animal basada en una nutrición adecuada necesita soluciones nutricionales para evitar enfermedades, promover el bienestar y conducirnos hacia una producción sostenible. La reducción del estrés metabólico producido por el alimento y un adecuado manejo del tracto digestivo son los pilares sobre los que se asienta una alimentación basada en cereales y proteínas vegetales como ingredientes mayoritarios.

Durante los primeros días de vida, los lechones carecen de enzimas necesarias para digerir carbohidratos, lípidos y proteínas del pienso. Con la edad, al aumentar la ingestión de alimento sólido se desarrollará la capacidad enzimática endógena del animal para utilizar esos nutrientes. Pero las materias primas también aportan polisacáridos complejos no amiloideos (PNA) como celulosa, hemicelulosa, pentosanas, ß-glucanos, pectinas y xilanos, además de alfa-galactósidos y fitatos entre otros, que se consideran factores antinutritivos (FAN). En efecto, son factores antinutritivos porque el cerdo no tendrá nunca actividad enzimática para digerirlos, aunque tenga un digestivo perfectamente maduro, y serán sustrato de fermentaciones microbianas indeseables causantes de problemas digestivos, gases, reducción de la digestibilidad de nutrientes y de la absorción de la proteína, aumento fecal de la excreción de nitrógeno, y abundantes heces blandas. Durante los periodos de estrés del destete el problema puede ser más dramático, ya que se altera la mucosa intestinal y la hace más permeable a ciertos factores antinutritivos antigénicos (estaquiosa, rafinosa y verbascosa) propios de materias primas tan habituales como la soja, lo que acrecienta la posibilidad de reacciones alérgicas y limita su empleo por ejemplo en los piensos de lechones.

La suplementación con enzimas exógenas mejora la eficiencia de las enzimas propias del animal y reduce la cantidad de residuos nutricionales disponibles para los microorganismos patógenos. La plétora de las investigaciones sobre enzimas tuvo lugar entre 2000 y 2002. Hoy se utilizan principalmente xilanasas y ß-glucanasas en piensos a base de cebada y trigo, y fitasas para aumentar la disponibilidad del fósforo orgánico vegetal, reducir los aportes de fósforo inorgánico y disminuir en heces los niveles de fósforo, minerales y nitrógeno. Son enzimas obtenidas de microorganismos como Bacilus subtilis, Trichoderma longibrachiatum, Aspergilus aculeatus e incluso del E. coli y poseen especificidad por un sustrato. Se comercializan individualmente o en preparados multienzimáticos con varias actividades. No son un ingrediente barato y es necesario establecer la dosis adecuada y un sistema de incorporación al pienso que garantice el mantenimiento de su actividad, puesto que son termolábiles. La dosis depende no solamente de la edad del cerdo sino del sustrato sobre el que deben actuar, y por lo tanto de las materias primas de la dieta, de la presencia de otros aditivos y del procesamiento del pienso. De nada serviría añadir fitasa a un pienso con un 0,40 % de fósforo si las necesidades son 0,50 %, porque el efecto pasaría desapercibido.

En cuanto a su incorporación, con los modernos sistemas de aplicación de líquidos post-peletizado (PPLA) se evita la inactivación térmica y la distribución sobre los gránulos debería ser más uniforme. Hay poca información sobre la incorporación de enzimas por este sistema PPLA, pero solamente una alta variabilidad en la distribución comprometería la calidad del pienso. Conviene recordar que en general el 85 % de la variabilidad encontrada en el producto terminado se debe a la interacción entre algunos errores de pesada y la variación coyuntural de ingredientes. Sin embargo, sería deseable disponer de preparados enzimáticos sólidos y termoestables que pudieran añadirse durante la mezcla y que resistieran el acondicionado del pienso, por eso el objetivo es cambiar genéticamente su estructura molecular para crear enzimas termoestables de tercera generación.

La primera patente de enzimas data de 1964 y un gran número de experimentos avalan el empleo en porcino de estos aditivos zootécnicos. Recogemos algunos resultados del estudio realizado en la Universidad de Pelotas (Brasil) publicados en Feed Tech (2006) que pone de manifiesto como un complejo multienzimático formado por galactosidasa, amilasa, celulasa, proteasa y pentosanasa estimula el consumo de alimento en lechones pero mejora el índice de conversión aumentando la velocidad de crecimiento durante un periodo experimental de 7 días.

Control (n=92)
Complejo enzimático (n=74)
PV inicial (kg)
20
20,60
PV final (kg)
24,23
25,27
Velocidad de crecimiento (g/d)
604
667
Consumo (kg/d)
0,978
1,035
IC
1,62
1,55
Kg PV/ Tm alimento
617
645


En conclusión, la adición de enzimas contribuye a una mejor salud intestinal del cerdo, ayudando en la digestión del alimento. De esta manera el alimento rinde más porque el animal lo utiliza mejor y ello redunda en una menor contaminación ambiental.

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